En el siglo XXI la Humanidad vivía un momento de desesperanza. La Humanidad habitaba en un mundo en el que la mentira se abría camino, dónde era posible enseñar en las escuelas que los humanos convivieron con los dinosaurios, en el que era posible tener adeptos a la lejía de Berthollet como remedio a la covid-19, en el que la planitud de la Tierra tenía decenas de miles de adeptos, en el que la gravedad no era cierta y en el que las vacunas inoculaban a las personas nano robots que no existían para controlar a las personas.
Un tiempo en el que se estuvo a punto de acabar con otro que había conseguido llevar al hombre a la Luna, desentrañar las esencias de la materia o desvelar en meses las claves de la vida de un ser invisible, un virus, que hizo que todo cambiara.
Se trató de una guerra intelectual, un nuevo modelo de contienda inventado en la época en la que los proyectiles fueron las sentencias falsas que minaban, no el físico de los seres humanos, sino sus conductas, y sus decisiones, haciéndoles creer como ciertas, verdades incuestionables o al menos incuestionadas por los que iniciaron la contienda. Nadie hizo caso a las alarmas difundidas desde notables miembros de la intelectualidad humana. La mentira se desbordó como un reguero de bits por todo el universo interconectado. Las mentiras llevaron al poder a gobernantes que las usaron para ser primero aceptados y luego aclamados. Eran adeptos a ellas mientras decidían sobre falsas premisas los destinos de buena parte de los seres humanos. Un mecanismo perverso que pretendía acabar con la razón.
Fue el comienzo de una guerra entre la verdad y la mentira aparentemente incruenta, que escondía para muchos lo que era evidente para otros: las consecuencias terribles en el corto plazo del gobierno de la sinrazón.
Así, durante algún tiempo, no fueron capaces de ver que las decisiones de aquel momento marcarían el futuro, lo que hoy es nuestro presente. Sus decisiones erróneas crearon la realidad en la que hoy vivimos.
Hoy, que sabemos que fue entonces cuando se empezó a dudar de los científicos, de los pensadores, de los intelectuales y a negarles. Un tiempo en el que la irracionalidad del dogma, fue ganando terreno a la experiencia de la observación, un mundo que comenzó a preferir la consoladora mentira a la honestidad de la verdad.
Buenos días. Un texto real y duro, donde hace pensar en q mundo vivimos y hacia qué vamos. Bueno y escalofriante. Un beso M.C. Ramirez
El dom., 2 may. 2021 23:07, Maths Trainning Center 4All escribió:
> Math+massium Team posted: » En el siglo XXI la Humanidad vivía un momento > de desesperanza. La Humanidad habitaba en un mundo en el que la mentira se > abría camino, dónde era posible enseñar en las escuelas que los humanos > convivieron con los dinosaurios, en el que era posibl» >
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Estoy muy de acuerdo con el texto, pesares a mi pesar. He leído tu artículo casi justo después de leer este que linkeo (https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/muerte-dios-muerte-razon_132_7892688.html) y ya no sé si tirarme al metro o a la taquillera (frase machista y demodé de aquellos tiempos incorrectos; disculpas si ofendo o molesto). ¿Fahrenheit 451? Ya no queda nada que quemar. En tiempos tan desasosegantes y estultícicos ya sólo nos queda encender la pira de los deseos. Y de principios y follar ni hablamos…
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Thanks. La próxima entrada iba a ser -y será- de 451ºF. Buen rollito. Te lo dedicaré.
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